De alguna manera te quiero

Un día Herbert se conoció con Norma. Ella era una chica de la era de la información, bajaba discos enteros y se  divertía los fines de semana con sexo y alcohol. Normal, ¿no?. Él era más bien un old fashion, trabajaba de medio tiempo, entre la universidad y las clases, quería ser el líder que la labia jamás le permitiría ser. Era feo.

Norma era callada con sus compañeros de universidad, sabia que lo que ella sabía era desconocido por ellos, era un tabú (esas cosas ricas de las que no puedes - aunque quieres- hablar). Y para acallar su curiosidad, escuchaba música no comercial.

Un día conoció al hombre de sus sueños, un chico sin más, desgarbado y simple. Un no chica que tal vez podría comprenderla. Lo sedujo (y es que ellos son tan fáciles - se decía-).

Al poco él ya la amaba, un juego rico pero peligroso atisbaba una decisión: volver al buen camino o seguir en el dulce y excitante anonimato. Ella prefirió disipar las dudas de la gente: estaba en una relación "complicada".

Todo iba bien, la sociedad le seguía la corriente, su mamá estaba feliz y él besaba bien "¿pá qué más?" era la autodeterminación, si el amor está, ahí, what are you wating for?

Espero el amor doloso, espero el amor contrario, espero lo que me diga la piel, la sonrisa y la caricia.

Una vez, confundida, le preguntó a su mamá:

¿Cómo saber si es él, si es ella? si una boca es una boca, si solo son manos, sin la naturaleza, bla bla bla.

"La piel te lo dirá", le dijo

Y esa piel otra piel, le dijo: ¿por qué eres tan rica?

No sé, solo sé, que de alguna manera, te quiero.