Seguidores

jueves, 19 de diciembre de 2013

"Ya no será..."

Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.



Autora: Idea Vilariño

¿Y ahora?

Y si algo fue tan genial, tan hermoso... no debería sorprender que se termine ¿no?

"Así es la vida" oigo decir.

Lo que demora años en forjarse, horas de conversaciones, acuerdos explícitos y tácitos: se acaba. Lo genial es que no sabes cuándo y mientras tanto "el amor es eterno mientras dura". Supongo que si pensé que se terminaría, pero también pensé que a mi relación le iba a dar alguna clase de "enfermedad" degenerativa, que poco a poco iba a notar los síntomas, curables o incurables, y que incluso al ir hacía abajo, haría algo. Sin embargo no. Se acabo como una muerte súbita.

De entrar en detalles quizá descubriría que sí, que habían detalles "sin importancia", pero por ahora me es imposible de entender por más simple que parezca.

Pienso que todos los humanos vivimos con una bomba de tiempo, y que esa bomba ya tiene establecida la fecha para nuestra muerte; como la ignoramos nos creemos inmortales. Lo siento, pero la vida como algo propio y el amor romántico, son mortales. Pero supongo que lo que sí es inmortal es la vida y el amor, antes y después de uno(a); te mueres, el amor romántico se muere, las relaciones acaban y la vida... la vida afuera sigue, con una capacidad increíble para continuar sin ti y sin mí.

Y sin embargo... que bonito ha sido creerme inmortal a tu lado.
El mundo se acababa y nosotras nos enamorábamos.




... escribo porque en la fantástica internet se puede ser lo se quiere, hasta uno mismo.