Hemos ordenado dos postres
-"¿Quieres probar el mío?"- decimos casi al mismo tiempo (risas vienen, van). Se intercambian los platos, se confunden las cucharas, las miradas.
-"¿Cuál es mi cuchara?-
- "Ay!, por favor... "-
- "Tienes razón, hace tiempo que ya fue, ¿no?" (risas)-
- "Es tarde para tu reacción..." (risas)-
Me río
- "¿De qué te ríes?"- Me dice, mientras saborea el postre.
-"De nada... ¿De qué te ríes tú?"- Le digo (sarcástica) miro a un lado y busco entre mis memorias de chocolate, las varias veces que nos habíamos besado.
-"El que solo se ríe, de sus maldades se acuerda"- Me dice ella, mientras sonríe y su mirada también va a un lado. -"De tantas maldades, nos vamos a ir al infierno"- Sentencia, y se dobla de risa.
- "De taaaantaas maldades, pues"-"piees!" yo también me empiezo a reír, divertida, aunque en su momento la sufrí, es que yo sí me moría por ella -"Si, sé que me iré al infierno, pero todos mis amigos van a estar ahí." y... ¡TÚ también!" :D
Ahora todo es diferente, solo sabemos que nos vamos a ir al infierno (si existe) por herejes. Pero que en este infierno de realidad, por si acaso, ya la pasamos bastante bien.
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