Fue tan difícil terminar con ella (digámosle D). Aunque fue una decisión que partió de mi lado, estuvo llena de tibios arrepentimientos, como dice Javiera Mena. La memoria selectiva que tengo, me hacía por supuesto, recordar, en mis momentos malos, solo los buenos que pase con ella. Hasta que un hilo de realidad se colaba, y me hacía recordar, la enorme capacidad que teníamos para herirnos (Los celos, el mundito chiquito y cerrado que creamos). Lo abrumante de aquello traía estrés inútil.
Nos soportamos varias cosas, ella soporto mi confusión y yo soporte sus neurosis; nos quisimos, ella mis labios, yo su lunar.
Si, nos quisimos hasta detestarnos, el tiempo ideal.
2 comentarios:
Es verdad...cuando la capacidad de herirse mutuamente sobrepasa los límites...aunque duela, lo más sano es separarse. y duele...
Besote desde argentina!
suele pasar... pero la vida continua =)
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