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viernes, 5 de noviembre de 2010

Fantastic I - historias nomades que no debes tomarte tan en serio.

A sus 17 años, la insatisfacción y la incertidumbre, eran sus compañeras de vida. El vaivén hormonal dirigía su ánimo. Unos días, buscaba la aceptación de grupo, podía ser toda una payasa y así alejar la sensación de soledad a costa del ridículo, que de algo servía; otros días, ni terminaba de encajar en "señorita". La comprensión se escurría, el hastío crecía, y ella se sentía caer. Pensar en el futuro, venia a peor ¿qué hacer al terminar la secundaria? ¿Qué hacer el resto de la vida... ?

Gracias al narcisismo, la única certeza que tenía, era la de su fealdad.

Después de comer, iba al baño, prendía la luz, se paraba frente al espejo, se miraba a los ojos. Giraba el cuerpo, hinchaba la panza "El espejo no miente" - pensaba, cuando pensaba - "tengo una panzasa". Con el asco, venía la arcada, los dedos en la garganta, el collage tibio, la sensación de vacío. El pensamiento de que esta sí sería la última vez.

Sin darse cuenta su vida estaba llena de ciclos, de promesas incumplidas, de sensaciones de continuos autogoles.




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... escribo porque en la fantástica internet se puede ser lo se quiere, hasta uno mismo.