Seguidores

miércoles, 1 de octubre de 2014

Renovaciones

Este año astrológicamente ha sido el año del caballo. Y más allá de creer en eso o no, es como si hubiese estado montando un caballo y este hubiese sido salvaje, y yo arriba de él, luchando por no caerme; o cayéndome y volviendo a subir. Sí, así ha sido.

Ahora hay calma. Cierta lentitud. Silencio. Después de que ella se fue, la odie, luego noté cuando la había amado; y luego, la volví a ver, de lejos, y quizás como nunca la había visto: como la persona que era ahora haciendo lo que de verdad (o por ahora con toda convicción) quería hacer.

Entonces, más allá de ella, me empecé a ver ¿y yo? La respuesta fue visceral: habían muchas cosas que me jodían y muchas cosas que rescatar. Encontré una frase bonita: "Quien conoce la fuente de su desdicha la disminuye; quien conoce la fuente de su felicidad, la aumenta". Entonces, han pasado meses en los que me he dedicado a engreírme, a corregirme.

Desde inscribirme a talleres de escritura creativa, hasta hacer nuevos deportes, viajes pequeños, probar sabores que no había probado, sacarme los clavos con personas del pasado, cerrar conversaciones pendientes, botar ropa que ya no me gustaba, comprar ropa con colores nuevos, pintar mi casa, comprar algunas plantas, escuchar música nueva. Atreverme.

Ha sido escalofríante darme cuenta de la desidia en la que me había quedado. Culpando a otrxs de mis consecuencias. He llorado en soledad hasta que la he aprendido a querer. He aprendido que la soledad es un regalo.

Han pasado meses y hoy que veo al espejo, me gusta lo que veo. No habría habido otra forma de salir que tocar fondo. Ahora, quizás en un arriba, escribo para recordarme que todo es un fracaso porque nada es para siempre y eso es la renovación: un inicio, una duración y un fin; la vida rodeada de intermitencia, de vida y muerte, de dicha y mala suerte, de alegría y pena; algunas cosas son sumamente simples: si quieres puedes.

Lo estás haciendo bien, cada vez comprendes más; si, tú la que escribes. No te canses.

No hay comentarios:

... escribo porque en la fantástica internet se puede ser lo se quiere, hasta uno mismo.