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martes, 24 de enero de 2012

Enamorada

Tengo enamorada y yo también soy una chica. Esa es la novedad (si eres nuevo/a por aquí, puedes volver a leer). Mi mamá lo sabe, mi hermana y hermano lo saben, mis cuñados lo saben, 2 mejores amigas lo saben, unos 5 amigos del cole y unas 20 personas de la universidad (adivinen): también lo saben.

Le cuento a mi mamá que estoy con ella, que viajé con ella, que la quiero. Mi mamá me pregunta que cómo vamos, me recomienda cosas; se pone celosa, se preocupa de que sea una buena chica. Le cuento a mi hermana de mis dudas amorosas, de alguna discusión con mi enamorada, me aconseja ( y hasta siento que la comprende más a ella). Le cuento a mi hermano las aficiones de mi enamorada, que bonito, me dice; le comparto la música que ella me pasa. 

Por otro lado, mi papá no sabe nada, soy la niña de sus ojos, y no sé bien por qué no le cuento que yo también tengo una niña en los míos. A veces supongo que porque él es super despistado, porque me he cansado de luchar, porque me he acostumbrado a que se integre a mi enamorada en mi rutina, sin más. Sobre todo creo que no le cuento a mi papá que tengo enamorada porque todavía tengo miedo de su reacción (no todo es color de rosa). Se que debo hacer pequeñas luchas, ganar batallas, delimitar independencias y conmover, pero no siempre tengo la mejor disposición de hacerlo. 

No fue fácil que ella circulara alegremente por mi mundo, menos lo es que yo lo haga por el suyo, pero si no se hace nada ¿qué esperaría que pase?

El ser humano está hecho para querer, para desear la compañía. Yo la he elegido a ella, una chica, y por suerte, ella a mí también. No quiero que todo el mundo me entienda, con entenderme va bien; pero si quiero que más personas que quiero lo hagan. No quiero aislarme en un mundito de dos, en una burbuja, y para eso debo compartir. 

Y bueno, por eso escribo, por eso estoy aquí.

Bloggeras ¿están?

Busqué blogs que antes solía leer, entré en pánico al no encontrarlos y luego, en tristeza, por supuesto. Eran personales, contaban vidas cotidianas que para mi eran desconocidas; y también cosas cotidianas que sí conocía: el lidiar con el ser lesbiana, gay o bisexual, en una sociedad que no siempre celebra nuestras manifestaciones de cariño, nuestro querer. Blogger vivían en Lima, México DF, Santiago de Chile, Madrid, Barcelona y muchos otros países de habla hispana e inglesa, estaban en el colegio, la universidad, trabajando; buscaban el amor, el olvido, el perdón, y ahora entré Y NO LOS ENCONTRÉ! ldkajhfoidjad

Luego de mi estupor monse, me dí cuenta de que yo tampoco escribía, ni comentaba, ni contaba mi vida cotidiana. O sea, yo también estaba perdida. Así que decidí volver, para contarles que sí, estaba viva (y seguramente los autores que leía también) y que vivo en lima, queriendo a una chica, saliendo con ella por las calles y lidiando con lo que eso implica (lo bueno, lo bonito, lo feo y hasta lo divertido).







Viaja mucho

Volví de mi viaje hace unos días. Encontré lo que mi curiosidad no deja de buscar: varias verdades; algunas mías, otras de mis compatriotas, otras de los latinoaméricanos, otras de los "gringos", de los turistas, de los viajeros. Fue conmovedor ver ríos, montañas, ruinas e historia (viva y muerta); sentir aromas, climas, camas, saborearlo casi todo, fotografiar y captar esencias... para ayudar a la frágil memoria a retener todo lo posible.

Era asombroso lo que hacían antes,lo que hacen ahora: las culturas, lo ingeniosos que eran (aunque ahora de pena como las modas nos vuelvan una masa costumbres y sabidurias perdidas) lo ingeniosos que aún somos. También es genial comparar, ver cuanto nos parecemos: todos con un dios propio (Aunque ahora yo dude del Dios que me heredaron mis padres, también adoro: tengo una diosa). Misticismo en las calles, orgullo por lo propio, curiosidad por lo ajeno.

Me di una vuelta pequeña por el Perú, con una mochila en la espalda y unas pocas monedas en el bolsillo (por cierto, me encanta que la moneda del Perú se llame "Nuevo Sol", con tener un sol en el bolsillo todo se ilumina). En mi mano, llevaba otra, el calor y la presión que me ejercían me ayudo a continuar sin quejarme, a sostenerme y también, cómo no, a detenerme. Disfruté más los paisajes porque los compartí con ella.

Encontré que entre pueblo y pueblo hay más cosas que asemejan, que las que diferencian, que solo es el clima o la tierra la que al final determina las costumbres, las comidas y las razas. Me sentí bien, trascendí entre tierras que no me vieron crecer y al verme reflejada en ellas, las hice mías, soy de ahí. De ninguna parte.

Viajen, viajen mucho, verán que vendrán con más experiencias y menos prejuicios.

Lavi

... escribo porque en la fantástica internet se puede ser lo se quiere, hasta uno mismo.