Seguidores

domingo, 6 de noviembre de 2011

Uno más, uno menos

El otro día salí con Ella, nos quedamos de encontrar en  la banquita de siempre. Luego llegarían amigos suyos, amigos míos. En verdad para mi ellos eran solo pretextos necesarios. A veces con sus historias me enteraba más de ella, o ella más de mí (lo que es perder un poco el control de lo revelado).

La veo, está como a una cuadra. Tiene puestos sus clásicos audífonos y nunca mira para el lado en el que sabe yo voy a llegar. Me acerco, me desespera que la luz del semáforo no cambie, luego cruzo, camino y llego, me inclino (ella ya sabe que estoy ahí) y la saludo de pronto: le doy un beso pequeñito en la comisura de su sonrisa.

Me dice que me va a enseñar un lugar solo suyo: su parque. Vamos caminando y me toma de la mano. Yo me quiero hacer la loca, pero no me deja. Me toma de la mano, me da un beso en la mejilla. Y yo siento un hueco en el estómago. 

Vamos a su parque. Jugamos un rato: columpios, rueda, subibaja.

Me llaman, mi amiga ya llegó y está con su hermano (que no sabe nada de lo mío). Vamos donde ellos, luego a un bar. Nos cuentan su vida, es decir sus amores. Nos preguntan a nosotras y no tenemos nada que contar, que no sea la una y la otra. ME LLEGA TODO.

Le pregunto que si le molesta que le cuente a Él (la amiga ya sabía), Yo pensé que ya sabía, me dice. 

Pienso un momento: Él es el mejor amigo del chico que me encantaba en el colegio, que risa ...
Luego actuo: lo invito a fumar un rato afuera, salimos, hablamos de cualquier cosa. De pronto lo cuadro, le digo que yo salgo con ella. Lo suponía me dice, vi como se miraban.

Volvemos al bar, "ya le conté"  les digo, se rién. Hablamos un rato de eso, sacan a otros del clóset. Ella y yo podemos hablar, ahora sí, de nuestras vidas, es decir de nuestros amores.

Yo hablé de ella.






4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me agrada la forma en que escribes :)

LeCiel dijo...

a mi también.

Anónimo dijo...

Idem.

Qué momento envidiable por el que pasaste.

Lavi dijo...

Gracias :)

... escribo porque en la fantástica internet se puede ser lo se quiere, hasta uno mismo.